24 de maig 2010

Glub!

Agua.
H2O.
Dos átomos de hidrógeno unidos a un átomo de oxígeno, y así, millones de moléculas de agua unidas entre si mediante puentes de hidrogeno que se rompen tan rápido como se forman.

Darse una ducha con agua ardiendo y respirar el vapor, sentir que se te cierran los pulmones, notar como te quema la piel y te mareas. Poner el agua fría y respirar por fin aire.

Nadar en una piscina, fría, con sabor a cloro. Que se encojan tus pulmones al meterte en el agua y todos los músculos de tu cuerpo se estremezcan. Y empezar a nadar sin objetivo, con el agua fría cada vez más caliente, notando que te falta el aire y sacando la cabeza para respirar, y que el aire frio te devuelva la sensibilidad.

Bucear en el mar. Agua salada, el sol en tu piel. Meter todo el cuerpo en el agua, lanzarte sin más. Abrir los ojos y ver las piernas de la gente, nadando, andando, flotando. Avanzar por el agua, espesa, turbia. Oír voces a lo lejos, y seguir buceando hasta quedarte sin aire. Flotar unos segundos notando la presión del agua, mirando a la nada, y entonces salir a la superficie y volver a oír, a ver a la gente riéndose, jugando. El sol sobre tu piel de nuevo, el aire salado llenando tu pecho.

Tener sed y beber. Coger un vaso de agua y llevarlo hasta tus labios, notar el frío en el cristal y que el agua toque tus labios y entre en tu boca, se deslice por tu garganta y deje a su paso una sensación de humedad helada cuando pasa el aire.

Evaporarse, fluir, romperse, formarse, congelarse, aislarse. Agua, agua, agua, agua… Somos casi un 80% de agua. A mí, a veces, me apetece serlo en un 90%.

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