28 de nov. 2010

Para no verte tanto, para no verte siempre...

Vamos a jugar a que no nos conocemos. Yo me pondré mi vestido nuevo, ese que guardaba para un día especial, porque pensé que el color combinaba con mi felicidad. Tú puedes llevar los ojos llenos de ilusión, hace tanto que no los veo que ni siquiera sé si los reconocería. Pasearemos por la misma acera distraídos, sin miradas de complicidad, sin cogernos de la mano. Vamos a ser desconocidos.

Entonces coincidiremos en el parque. Yo me sentaré a leer y tú llegarás con el periódico. Después de un rato leyendo, harás algún comentario del tipo “hay que ver cómo está el mundo…” y yo sonreiré y te miraré.

Y a partir de ese momento estaré atenta a todo, a cada beso y cada abrazo. A cada frase que yo diga y a todas tus respuestas. Estudiaré cada comentario y todas tus reacciones, y llegaré al fondo de esto. Quiero saber por qué, por qué tanto desprecio y dónde ha ido todo ese amor; por qué ya no lo veo.

Pudiste decírmelo y librarme de las dudas. Evitar que me reconcoma todo lo que hice y no debí hacer y todo lo que debí hacer y no hice. Pudiste simplemente entender porque quería entenderlo, y acabar con los delirios y las noches en vela. Pudiste ser compasivo. Pero ahora ya tengo la solución, vamos a ser desconocidos.

"Y ojalá que la luna pueda salir sin ti. Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta… Ojalá pase algo que te borre de pronto."

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