17 d’abr. 2011

La cigüeña coja

Era la fase final del concurso. El todo o nada. No recuerdo como llegué hasta allí... Ni las fases previas del concurso, ni a los otros concursantes... Pero ahora estaba allí, delante de tres cámaras, sin saber cual era la mía, y temiendo el momento de la elección.

El presentador, un tipo con smoking verde pistacho, camisa blanca y pajarita rosa, con el pelo engominado hacia atrás y una gran sonrisa blanca y falsa, salió de entre unas cortinas y caminó hacia el centro del escenario.
- Buenas tardes querido público y bienvenidos una tarde más a "La cigüeña coja", el programa más visto a este lado de la galaxia. Recordamos, para aquellos que no vieran el programa anterior, que nuestra concursante había llegado a la fase final, en la que se enfrentará a una de las decisiones más duras de la semana y, no miento si digo que, ¡también del mes! ¿Estás lista para empezar?
- Sí, Antonio, estoy lista.
- Muy bien. La fase final de "La cigüeña coja" consiste en lo siguiente: te daremos a elegir entre tres puertas, la roja, la verde o la azul. Detrás de una de ellas está la respuesta que buscas, la solución a todos tus problemas, aquello que realmente deseas. Tras las otras dos hay vacas, cedidas en esta ocasión por la ganadería de Fuensofate. ¿Estás segura de que quieres continuar? Recuerda que puedes plantarte y llevarte la caja de dudas que llevas acumulada de las fases anteriores.
- Sí sí, estoy segura. He venido a jugar.
- Bien, pues. Ha llegado el momento de tomar una decisión. ¿Qué puerta quieres?
- La verde. - Lo dije decidida, por instinto, aunque en realidad no sabía lo que me había gritado el corazón.
- ¿Estás segura? No te precipites, querida, tenemos tiempo...
- La verde - Repetí. Y me dio la sensación de que el olor de la colonia de aquel presentador era demasiado fuerte, y su sonrisa demasiado blanca. Empecé a marearme.
- Bueno, parece que nuestra invitada de hoy lo tiene muy claro. Por tercera y última vez, ¿estás segura de que no quieres cambiar de puerta?
Lo único que recuerdo es el eco de la voz de ese horrible presentador y el olor de su colonia. Después de eso, oscuridad. Cuando me desperté estaba en casa y me dio la sensación de que había alguien más allí. Me di la vuelta en la cama esperando encontrar allí la respuesta que buscaba, la solución a mis problemas, aquello que más deseaba. Y, bueno, en fin... Nunca viene mal una vaca.

2 comentaris:

  1. No será una vaca ciega, como la de Joan Maragall?

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  2. Una vaca hace rebaño y el armario es rojo no verde

    http://www.youtube.com/watch?v=U_8NouUXb2o&feature=related


    T

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