- ¡Te compraría un collar
antiparásitos!
- ¿Y si me convierto en un vampiro?
- Tendría que dejar de
cocinar con ajo…
- ¿Y si me convierto en una araña gigante?
- Tendría que tejerte un
jersey con ocho mangas.
- Pero… ¿Y si un día te despiertas a mi lado y me he convertido en
Frankenstein?
- Tendré que darte aceite
en los tornillos.
- ¿Y si yo fuera el Kraken?
- Tendríamos que vivir
cerca del mar.
- ¿Y si fuera un caníbal?
Se levantó de la silla y vino directa hacia mí. Me dio un mordisco en la nariz, de los que duelen, pero con una sonrisa enorme en la cara. Y me dio igual llegar a convertirme en un zombie hecho pedazos, si ella estaba dispuesta a coserme y dejarme como nuevo.
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